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Pasos para cuidar la salud de nuestro corazón desde la infancia

Desde la Sección Profesional de Diversidad Funcional del COEESCV nos llega esta interesante lectura denominada "Pasos para cuidar la salud de nuestro corazón desde la infancia".
Grupo PrevInfad. Prevención en la infancia y adolescencia de la Aepap /Lunes, 15 de Enero de 2018 
 
Es muy importante caminar, hacer deporte y mantenerse activo durante la infancia.
De manera cada vez más creciente, la sociedad se preocupa por la alimentación y sus efectos sobre la salud. La dieta tiene relación directa con enfermedades como el infarto, la arteriosclerosis u otras patologías cerebro-vasculares.
Comer abundantes fibras vegetales, como las que contienen frutas, verduras, legumbres y cereales integrales; reducir la ingesta de sal y cuidar la ingesta de grasas, son entre otras, la mejor manera de proteger el corazón y las arterias; tanto en adultos como en niños.
Como explica Esther Serrano, pediatra y una de las responsables de la web Familia y Salud, de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (Aepap), “cuando no se gasta toda la energía que se come, la grasa se va acumulando en el organismo. Una parte de ella se deposita en el tejido graso; bajo la piel, en los famosos michelines y en el interior del abdomen. Pero pequeñas cantidades de grasas y colesterol se quedan por el camino, adheridas a las paredes de las arterias”.
Esa grasa que se va acumulando en capas en los vasos sanguíneos se denomina placas de ateroma, y puede llegar a taponar completamente la arteria, impidiendo la circulación de la sangre; o bien entorpeciéndola de tal manera que favorece que las plaquetas se queden pegadas en ella y se formen trombos (que son tapones de sangre coagulada).
Cuando se obstruye una arteria del corazón, el oxígeno no llega al músculo cardiaco y el paciente puede comenzar a sentir dolor; es lo que se conoce como una angina de pecho. Si no llega nada de sangre oxigenada y fresca al corazón se puede llegar a producirse un infarto de miocardio.
Por otra parte, las placas de grasa acumuladas se pueden despegar de la pared de las arterias y ser empujadas por el torrente sanguíneo hasta llegar a algún vaso demasiado fino, sin que puedan pasar. Esto es peligroso sobre todo en el cerebro, ya que si se obstruyen las arterias que llevan el oxígeno y la glucosa, las neuronas mueren. Es lo que pasa cuando se produce una embolia o trombosis cerebral.
La obesidad, la hipertensión y la diabetes contribuyen a que todas estas enfermedades y complicaciones de los vasos sanguíneos avancen más rápido.
Por todo ello, la prevención desde la infancia es clave, dado que la grasa comienza a adherirse a la pared interna de las arterias muy pronto, tanto en niños como en adolescentes. Es decir, la arteriosclerosis no es una enfermedad de la edad adulta, sino que comienza en las primeras décadas de la vida, aunque en esas edades no provoque síntomas, ni cambios en los análisis de sangre.
Además, es en la infancia cuando se aprende a comer correctamente y se establecen los principales hábitos de alimentación que durarán el resto de nuestra vida.
La lactancia materna es la primera opción saludable que pueden introducir los padres en la dieta de sus hijos. La leche materna es una leche rica en colesterol aunque, paradójicamente, se ha descubierto que enseña al cuerpo a usar mejor las grasas en el futuro. Además, como los bebés toman la cantidad que les hace falta, cuando se sienten satisfechos dejan de mamar. Lo que la convierte en una especia de vacuna frente a la obesidad.
Cuando el bebé empieza a tomar otros alimentos aparte de la leche, hacerlo con sentido común y sin obligar a terminar las raciones sirve también para proteger de la sobrealimentación y prevenir la obesidad infantil.
Incorporar a los bebés pronto en la mesa familiar es lo razonable para que coman igual que todos, por eso ¡toda la familia debe comer sano! Conviene evitar especialmente las grasas saturadas y las grasas trans. Es decir, se deben consumir pocos alimentos de origen animal que contengan grasa, como por ejemplo la mantequilla, la nata y los lácteos; las carnes grasas y las aves; así como los embutidos, las salsas y los precocinados.
Entre los alimentos elaborados es útil comprobar en las etiquetas qué tipos de grasas contienen. Se deben evitar si pone “grasas vegetales” sin especificar. Es posible que sean grasa de coco o de palma, las únicas que, siendo vegetales, son inadecuadas.
Existen algunos niños y adolescentes con ciertos factores de riesgo que les predisponen a sufrir enfermedades cardiovasculares. En general:
  • Quienes tienen algún familiar cercano que ha tenido alguna enfermedad de la circulación o del corazón.
  • Quien haya perdido algún familiar por muerte súbita en edad temprana (antes de los 50-60 años).
  • Quienes padecen hipercolesterolemia familiar.
  • Si en la familia hay otras enfermedades crónicas como diabetes.

Pero en realidad cualquier persona, aunque no tenga ningún factor de riesgo, se beneficia de una dieta que tenga en cuenta estos consejos:

  • Comamos a diario muchos alimentos vegetales. Las frutas, ensaladas, verduras y legumbres deben ser la base de la alimentación. Además de todas las vitaminas y minerales que contienen, la fibra vegetal tiene muchos beneficios: Contribuye a la sensación de saciedad (y disminuye el riesgo de comer más de lo que hace falta); mejora el tránsito intestinal, evitando el estreñimiento; disminuye la absorción de las grasas.
  • También se pueden tomar frutos secos (enteros solo a partir de los 3-4 años), pero en pequeña cantidad porque tienen muchas calorías. Los cereales, que son también vegetales, pierden la fibra cuando se muelen y refinan, por eso es mejor consumirlos enteros (muesli) o con la fibra (integrales).
  • En cada comida, al menos la mitad deberían ser alimentos vegetales. Completen los platos con ensaladas y guarniciones de vegetales crudos, enlatados al natural o a la plancha. Usen la fruta como tentempié.
  • Reduzca la ingesta de sal, que contribuye al desarrollo de hipertensión arterial y de obesidad. Juntas colaboran en el desarrollo de las enfermedades de las arterias. A cambio, puede utilizar en la cocina aliños y saborizantes que no contengan sal, como las hierbas aromáticas, el vinagre, el ajo, etc. Además, conviene evitar los caldos y salsas concentrados y/o preparados y las carnes procesadas (salchichas, embutidos, etc.).
Algunos trucos para el día a día, pensando en cuidar la salud de nuestras arterias:
  • Usar poca grasa para cocinar y en las ensaladas, mejor aceite de oliva.
  • Cocinar al horno, a la plancha, al vapor, en papillote…
  • Evitar las frituras. Si se toman, que sea en aceite de oliva, escurriendo bien y que no sea todos los días.
  • Quitar la grasa visible de la carne y toda la piel de las aves.
  • Consumir leche y yogur bajos en grasa. Reducir o eliminar los postres lácteos.
  • Tomar pescado azul, cuya grasa es buena para el corazón (sardinas, caballa, salmón, bonito, atún…).
  • Usar aliños caseros a base de aceite de oliva, girasol o colza.
  • Elegir para dar sabor: limón, vinagre, pimiento, pimentón, ajo, hierbas aromáticas, porque así no se echa de menos la sal.
  • Tomar a diario y en todas las comidas alimentos vegetales crudos o cocinados.
  • Evitar el exceso de azúcares.
  • Mantener un peso saludable, proporcionado a la altura.
  • Además y muy importante: caminar, moverse, jugar, hacer deportes y ser activos.
 
 

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