MANIFIESTO POR LA ELIMINACIÓN DE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES

Un año más llegamos al 25 de noviembre, ‘Día internacional por la eliminación de la violencia contra las mujeres’, fecha que nos obliga a hacer una reflexión sobre los avances alcanzados y los objetivos pendientes en esta la ingente tarea, complicada aún más desde 2020 por los efectos de la pandemia Covid-19.

La violencia de género es un concepto muy amplio, pero al mencionarla lo primero que aparece en nuestras mentes son los asesinatos machistas. Que no sólo no han disminuido, sino que en los dos últimos años aumentan sus cifras en esta nefasta estadística. También la violencia sexual, con casos muy mediáticos, se ha recrudecido de forma más que alarmante. 

Sabemos ya que la raíz del problema comienza por la desigualdad transmitida intergeneracionalmente, aprendida y naturalizada desde nuestro nacimiento a través de los estereotipos y roles de género, asignados cultural y socialmente a cada sexo. Estereotipos y roles que se refuerzan durante toda la vida (desde la propia familia, medios de comunicación, publicidad marcadamente sexista, etc.). 

Es verdad que en las últimas décadas se ha conquistado terreno en el reconocimiento de los derechos de las mujeres, pero no es menos cierto que aún queda mucho por hacer.

Y es aquí donde entra el valor de la educación en toda su extensión y desde edades tempranas como la clave para el cambio hacia una sociedad en la que todos y todas podamos disfrutar de los mismos derechos, oportunidades y desarrollo vital. Que la enseñanza sea mixta desde hace décadas no ha garantizado la coeducación. La responsabilidad de coeducar incumbe a todo el colectivo social, pero especialmente al ámbito educativo.

Desde el COEESCV, como profesionales implicados en la transformación social, es nuestra tarea ser agentes activos y parte fundamental de este cambio. Por ello, trabajamos desde la intervención educativa con el compromiso de fomentar la educación igualitaria, basada en el respeto y la eliminación de actitudes y contenidos diferenciados por sexos, así como en el desarrollo en las y los menores de las habilidades personales de relación desde una emocionalidad sana y de un espíritu crítico, como herramientas de convivencia sin violencia. 

Y lo hacemos también desde la sensibilización y formación en género del profesorado, así como colaborando con las administraciones públicas y las instituciones, tanto oficiales como privadas, en el desarrollo de proyectos y programas en prevención de la violencia de género.

Las leyes no han conseguido hasta hoy eliminar la violencia contra las mujeres, pero son el marco necesario en este camino. Desde mediados de año contamos además con la nueva Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio, de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia, que apoya a las personas menores de edad en la prevención y reparación del daño causado por diferentes violencias, pero también y específicamente a los niños, niñas y adolescentes objeto de violencia de género y/o expuestos a ella. Sin entrar en puntualizaciones, consideramos que constituye un gran avance en este sentido que no queremos dejar de mencionar.

Por las mujeres víctimas, por sus hijos e hijas, no debemos desfallecer, sino continuar en la labor de erradicar la violencia machista. Seguiremos reclamando una sociedad más democrática, justa e igualitaria, e invitamos a profesionales, instituciones, asociaciones y ciudadanía a participar en los actos reivindicativos convocados por las distintas organizaciones en torno a este día, y a seguir trabajando codo a codo por la igualdad entre mujeres y hombres.

25 de noviembre de 2021

#DíacontralaViolenciadeGénero