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No a la guerra. No a las guerras. No a las injusticias. No a las desigualdades.

El COEESCV condena contundentemente los ataques militares iniciados por Rusia hacia Ucrania, y nos unimos al movimiento por la paz y la no violencia.

COMUNICADO COEESCV

 

EL COLEGIO OFICIAL DE EDUCADORAS Y EDUCADORES SOCIALES DE LA COMUNIDAD VALENCIANA SE SUMA AL GRITO DE LA CIUDADANÍA

NO A LA GUERRA. NO A LAS GUERRAS.

 

El Colegio Oficial de Educadoras y Educadores Sociales de la Comunidad Valenciana condena contundentemente los ataques militares iniciados por Rusia hacia Ucrania, y nos unimos al movimiento por la paz y la no violencia.

 

La Educación Social se basa en el respeto y la confianza hacia las personas, en la mediación para resolver los conflictos, en el diálogo y el consenso, en el acuerdo mutuo y la relación pacífica de las partes, en la solidaridad entre los pueblos.

 

Por lo tanto, no entendemos y rechazamos de plano los conflictos bélicos como muestra de poder, en el que están muriendo inocentes que son cifras sin nombre, pasando de ser personas a ser “daños colaterales” que no importan más que para crear la estadística de esa guerra, como así ha sido a lo largo de la historia de la humanidad.

En estos momentos, en nuestro planeta hay activos 65 conflictos armados, llámense guerras, intervenciones militares, insurgencias, enfrentamientos, invasiones, escaramuzas... la gran mayoría situados en África y Asia: Yemen, Afganistán, Etiopía, Nigeria, Siria, Sáhara… Y en todas ellas hay víctimas inocentes, que no han pedido, ni entienden, por qué han de odiar a su vecino, ni por qué han de tomar unas armas para defenderse de los que han invadido y saqueado sus espacios vitales, ni por qué han de salir de sus hogares convirtiéndose, de repente, en refugiadas, exiliadas, expulsadas…

 

Ahora tenemos en marcha otro conflicto con la invasión rusa a Ucrania, generando con ello miles de desplazamientos, que se sumarán a los millones de refugiadas que, según ACNUR, superan los 25 millones en todo el mundo. Y nos duelen, nos duelen todas las personas que se encuentran en estas situaciones desesperadas.

 

Estas personas reciben cobijo en los centenares de campos de refugiados diseminados por el planeta, generalmente en zonas fronterizas y que, en muchos casos no cumplen con las condiciones de habitabilidad mínimas necesarias, como podrían ser las 174.000 saharianas que llevan décadas refugiadas en los campamentos de Tinduf, o las 294.000 personas sirias que viven en los campamentos de Jordania, Líbano o Turquía, o las más de 800.000 refugiadas rohinyás que viven en el campo de Cox's Bazar (Bangladesh), el mayor del mundo, o en el de Dadaab, Bintu o Zaatari, y, tristemente olvidadas por el resto del mundo. A las que hay que añadir las 3.500.000 personas que han huido de Ucrania, a día de hoy.

 

Es por todo ello que hacemos un llamamiento al diálogo y exigimos a la comunidad internacional que se retomen las negociaciones, para solucionar este último conflicto bélico y evitar este sinsentido, que nos va a llevar, una vez más, a otra crisis humanitaria, con el sufrimiento vano de miles y miles de personas, y que además pone sobre la mesa las desigualdades existentes también en los conflictos, que generan, según dónde se produzcan, refugiados y refugiadas de diferentes categorías.

No a la guerra. No a las guerras. No a las injusticias.