Celebrar el día de la discapacidad debe ser el inicio del recorrido hacia un cambio social. Esta celebración no debe quedarse solo en un día, sino que debe ser un continuo para que las personas con discapacidad puedan llegar a tener una verdadera participación e inclusión en la sociedad.
Este cambio debe ser:
- Social, ya que debe generar una transformación en la sociedad, la mirada inconformista hacia el futuro, el ansia por crecer, construir, unir e implicar a toda la sociedad.
- Político, porque debemos exigir responsabilidad pública, garantías jurídicas, implicación, recursos y apoyos, etc.
- Inclusivo, pues todas y todos cabemos en él, y debemos encontrar la forma en la que todo el mundo tenga un hueco, sin importar cualquier condición.
- Debe favorecer la autodeterminación de todas las personas, para que decidan cómo quieren vivir su vida y no se decida antes en su lugar. Las personas con discapacidad quieren expresar sus intereses y deseos y que estos no sean inferidos o impuestos, porque tienen derecho a tener la libertad para escoger sus relaciones, sus prácticas y sus espacios de participación en igualdad de condiciones.
- Debe ser emancipador, rompiendo las prácticas asistencialistas y paternalistas, promoviendo la autonomía personal y la toma de decisiones.
Las y los educadores sociales, como agentes de cambio, queremos trazar este camino común, que une a personas con y sin discapacidad. Porque negar que es una cuestión colectiva sería faltar a la verdad. Es una tarea común, que va desde las familias y profesionales que trabajamos con personas con discapacidad, hasta las administraciones, los cargos públicos, pasando por el ciudadano o ciudadana de a pie. Todos y todas contribuimos a crear condiciones que generen igualdad. Y no cabe duda, de que esto no es posible si no hay un sistema que la proteja, la defienda y la fomente. Un sistema que cree y garantice recursos de atención, que forme y especialice a sus profesionales, que apoye a las familias, que haga accesible y universal los recursos, las comunidades y servicios, que facilite los medios para escuchar, que facilite la participación, en definitiva, que preste los apoyos necesarios para generar condiciones de igualdad.
Las y los profesionales de la Educación Social acompañamos a las personas con discapacidad en este camino hacia el cambio. Porque la Educación Social no deja a nadie atrás.
MANIFIESTO ADJUNTO