Nuevo artículo remitido desde la SP de Adicciones del COEESCV bajo el título "En defensa de un modelo de atención integral en adicciones" en el que se habla de cómo las presiones desde una visión reduccionista, biológico cerebral, como paradigma sobre las adicciones está siendo cada vez más notable y amenaza con la desaparición del enfoque biopsicosocial, también llamado integral.
La presión del modelo reduccionista para explicar y sobre todo intervenir sobre las adicciones, ha conducido a la creación de la Red por un Enfoque Integral de las Conductas Adictivas (REICA), constituida por la Asociación Proyecto Hombre, el Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos, la Sociedad Española de Toxicodependencias (SET) y la Unión de Asociaciones y Entidades de Atención al Drogodependientes (UNAD).
A principios de abril, la Red presentó, al delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Francisco de Asís Babín, el documento “En defensa de un modelo de atención integral en adicciones” en el que justifica la necesidad de abordar las adicciones a sustancias desde una perspectiva integral.
La presentación de este documento ha surgido frente a la idea emergente, en algunos sectores, de que la adicción a sustancias tóxicas debe ser considerada una enfermedad mental, con tratamiento exclusivo en la red sanitaria de salud mental, o lo que es lo mismo, abordarse fundamentalmente desde la perspectiva farmacológica.
Implantar este modelo supondría actuar en contra de la evidencia científica sobre el abordaje de las adicciones y conllevaría desmantelar la red de atención especializada que hasta la fecha opera de manera eficaz en España, mediante dispositivos públicos y privados. Dicha red, no sólo mantiene niveles de calidad homologables a los del contexto europeo, sino que sirve de referente en el desarrollo de planes asistenciales a nivel internacional.
También han advertido de que adoptar este modelo de reduccionismo biológico reduciría, aún más, las posibilidades de recuperación y reintegración social, desde el momento en que la categorización de “enfermedad mental” resulta mucho más estigmatizadora que la de hábito o problema psico-educativo superable. Por otra parte, deja a la persona a merced de las sustancias tóxicas, en tanto en cuanto no entiende la recuperación como un proceso en el que es esencial su propia voluntad y responsabilidad. Planteamiento este, clave, en el modelo biopsicosocial, vigente en la actualidad.
Además, el determinismo biológico que caracteriza este modelo anularía por completo el sentido de la prevención y la necesidad de concienciación pública, ya que si la causa de la adicción se reduce a una enfermedad cerebral, el individuo queda relevado de cualquier responsabilidad y empoderamiento voluntario. Adiós al libre albedrío, a la autoría y adelante el determinismo.
También remarcan que los cambios en la estructura y funcionamiento del cerebro que aparecen con la administración de sustancias adictivas son, ante todo, el efecto de la adicción, y no la causa. Los fármacos no reducen un desequilibrio químico cerebral desencadenante de la adicción, sino que, son facilitadores del cambio de comportamientos y hábitos que debe producirse en la recuperación. Deben emplearse el más corto espacio de tiempo que sea posible, para no pasar de sus beneficios a sus perjuicios.
Enlace hacia el artículo completo: http://proyectohombre.es/wp-content/uploads/2017/04/Manifiesto_REICA_firmado.pdf
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